La naturaleza de los Apalaches en Morgantown y el bluegrass de Alison Krauss & Union Station.

Morgantown -o lo que es lo mismo, la ciudad de Morgan- está a orillas del río Mononghela en West Virginia, o Virginia Oriental, Estado de USA cuyo apodo, por estar completamente en la cordillera de los Apalaches, es el de The Mountain State, o lo que es lo mismo, El Estado Montañoso. Bien, pues allí estuve, y estuve porque allí estaba mi zagal mayor, el que se llama como su abuelo, y del que alguna vez les he presentado alguno de sus vídeos musicales, no porque sea mi hijo sino porque tiene mucho arte; y con música original !Ojo¡

Gastronomicamente …, bueno, ya saben los que me conocen, de este país siempre resalto resumiendo el Jazz y el Western, Duke Ellington y John Ford; en un contexto más amplio, música y cine. No obstante, se puede comer dignamente en un establecimiento mexicano o un italiano, la carne de bovino es muy buena así como las hamburguesas fuera de los circuitos estándar.

Pero hay otra cosa en Norteamerica que hay que destacar: Los Espacios Naturales que están escritos con mayúsculas por méritos de la Madre Naturaleza. Y en Morgantown, aunque no hay ningún lugar espectacular como Yellowstone, el Gran Cañon o Monument Valley, los alrededores de la ciudad -tan sólo en un radio de unos 50 km- son muy interesantes, más si los visitas en el mes de agosto como nosotros y recién llegados del sureste de la península Ibérica, que tiene sus encantos indudablemente, pero desde luego no son los densos bosques, las tupidas praderas y los abundantes y diversos recursos hídricos: ríos, riachuelos, arroyos, estanques, lagunas y lagos. Saben, hay agua por todos sitios y eso a un murciano siempre le impresiona. Así que tuvimos que dar por cierto el eslogan del Estado, Wild and Wonderful (Salvaje y Maravilloso), que aparece incluso en las matriculas de los coches.

En el bosque destacan los arces, pero no se si se trata de la misma especie, o variedad, de la cual se extrae el jarabe de arce, el cual sí vimos en Canadá y, como es natural, degustamos su dulce savia; pero eso es otra historia que les contare en otra ocasión. Vimos algunas anátidas, concrétamente pude fotografiar en un arroyo un grupo reducido de ánade azulón, especie omnipresente en Europa y fácil de observar en Murcia. Así que lo que realmente me sorprendió fue toparnos, en un claro del bosque cerca de un río, con un grupo nutrido de barnacla canadiense o ganso del Canadá; nunca lo había visto antes en vivo y en directo. Esta especie es muy común en toda América del Norte, incluso algunas poblaciones se han convertido en residentes en las zonas urbanas, de hecho la volvimos a ver en más ocasiones a lo largo del viaje en espacios naturales y en las praderas junto al monumento Abrahan Linclon en Washington.

Pero también quería hablarles de la música de los Apalaches: el bluegras. A este genero musical la verdad que no le había prestado mucha atención hasta que estuve preparando este viaje. En realidad, le dedique bastante atención ya que de gastronomía no había mucho que estudiar. Bien, el bluegras es ese estilo country que se caracteriza, entre otras cosas, por los instrumentos musicales: nunca puede faltar en una formación tradicional violín, banjo y guitara, pero también se pueden sumar dobro y bajo, y en las formaciones modernas la batería y algún otro instrumento electrónico.

El bluegrass tiene su origen en la música tradicional de los inmigrantes de las Islas Británicas – ingleses, irlandeses y escoceses- a la región de los Apalaches y posteriormente tuvo también influencias afroamericanas: Gospel, blues y jazz. Aunque ya existía en el siglo XIX fue a mediados del siglo pasado cuando esa música tradicional alcanzó identidad propia, con un sonido característico y se afianzo como un estilo musical bien definido de la mano de la banda de Bill Monroe, los Blue Grass Boys, de los que tomo también la denominación bluegrass. Este término -hierba azul- por otro lado, tiene su origen en el pasto azul de Kentucky que esta constituido por una hierva peremne, la grama o poa de prado (Poa pratensis).

Antes de iniciar el viaje, escuche a distintos interpretes y grupos de este estilo, y de entre estos me llamó la atención una cantante y violinista, Alison Krauss (1971, Decatur, Illinois, USA). Su primer disco, “Different Strokes”, lo gravó a los 14 años, aunque fue el segundo, “Too late to Cry” con el que consiguió cierto éxito. En el tercer disco, cuando estaba despuntando como solista, le acompaño una banda de bluegrass de prestigio en el género, Union Station, y se compenetraron tan bien que continuarían su colaboración ya como grupo, al menos que yo sepa, hasta nuestro días o hasta el último disco publicado en 2011, “Paper Airplane”.

En Estados Unidos es una artista conocida y muy considerada pero no sólo en los círculos del country sino también en los del pop-rock. En otros ámbitos musicales estadounidenses, y otros mercados como el europeo, al parecer se ha dado a conocer -o más bien, ha ganado público- a través del disco “Raising Sand” en dueto con Robert Plant, ex vocalista de Led Zepellin; es un disco interesante que duda cabe, y todo una experiencia para la artista, pero personalmente me gustan más sus interpretaciones con los Union Station. Si he de recomendarles algún disco, yo empezaría al menor por “Every Time You Say Goodbye” gravado en estudio, “Live” en directo, o el recopilatorio “A Hundred Miles or More: A Collection”, y después seguiría con los trece restantes.

Para mi personalmente, Aliso Krauss y Union Station, fue todo un descubrimiento, les sigo la pista desde entonces y los escucho con cierta frecuencia. Indudablemente, el bluegrass en general, y este grupo en concreto, armonizan perfectamente con el paisaje y la naturaleza de los Apalaches. Ambos, son nítidos y brillantes, verdes y refrescantes, alegres y chispeantes, pero también, tristes y melancólicos.

 

 

 

Saludos flamencos,