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El cabo de Pula en Cerdeña: La playa, la laguna, el yacimiento arqueológico de Nora y una foto.

Si alguna vez vas a Cerdeña, al sur de Cerdeña, no puedes dejar de ir a un lugar muy interesante, donde puedes combinar naturaleza, arqueología y playa, todo en el mismo lugar. Yo, que estaba hospedado en Cagliary, pase una mañana realmente entretenida y apasionante. Ese lugar esta situado en el “Capo di Pula” junto a la ciudad de Pula y a unos 32 kilometros al sur de Cagliary. Vamos, hagamos una visita virtual a las ruinas de Nora que están allí, nos acompañara Enya con el tema “Now We Are Free” que formó parte de la banda sonora de Gladiator ¡qué mejor música para recorrer una ciudad romana!. Al final del artículo, no obstante, he puesto a El Cabrero interpretando “Fandangos republicanos” para no defraudar a mi amigo Miguel que siempre espera escuchar flamenco cuando entra al blog.

El cabo di Pula esta unido a tierra firme por un istmo y allí, en un promontorio del cabo, está el yacimiento arqueológico de la antigua ciudad de Nora. En el extremo y en la parte más alta hay una torre, la Torre del Coltellazzo, construida por los españoles en el siglo XIV, cuando Cerdeña formó parte de la Corona de Aragón. Desde esta torre, que tiene una panorámica extraordinaria, podemos observar si miramos al Este un islote y el mar Mediterráneo, si nos giramos hacia el Norte, primero veremos a cierta distancia la pequeña isla de Santu Marcariu, seguidamente la costa y ya mirando hacia el Noroeste una extensa playa de arena fina y dorada, y, finalmente al Oeste, tendremos una vista magnifica de las ruinas de Nora y al fondo la laguna de Nora.

Comencé la visita por la playa porque estaba justo al lado del aparcamiento. Estaba prácticamente desierta, supongo que debido a que era el mes de octubre y el día era lluvioso. En verano al parecer sí esta muy frecuentada, aunque no llega a albergar las ingentes masas de personal de las playas de mi tierra levantina. Di un paseo muy agradable y me tope con algunos seres vivos con los que me entretuve con la cámara.

Al otro lado de la carretera que da a la playa había un estanque que conecta mediante un canal con la laguna. Había una garza real y una garceta grande, la primera se alerto ante mi presencia y hecho a volar aunque se poso muy elegantemente en una situación más próxima a mi; estaba claro, quería que le hiciera una foto. El día apuntaba muy bien a pesar del mal tiempo.

Después me dirigí al centro de visitantes de “Il Parco Lagunare” y allí a la entrada había una escultura, que estaba hecha con basuras recogidas de la playa, de una especie de mújol, que yo diría que era un pardete (Mugil cephalus) como lo llamamos en el Mar Menor o un capitán como lo denominan en los esteros de Cádiz. La laguna, que tiene una superficie de unas 55 hectáreas, es una masa de agua de transición entre el agua dulce de un sistema de canales en la desembocadura del río Arrieros y el mar Mediterráneo, con el que está conectado por un canal. Al ser un ecosistema acuático de transición es importante para la biodiversidad pero su equilibrio ecológico es muy frágil, por lo que desde el centro de visitantes se insta a un uso respetuoso del medio ambiente. La laguna está separada por una península que esta cubierta por una vegetación típica de los humedales salobres, y un largo brazo artificial que conecta con tierra firme. En la península esta el centro de visitantes. La laguna suele ser frecuentada por varias especies de patos, garcetas, martín pescador, gaviota de Audouin, y otras. En sus aguas hay también especies de peces como anguila, dorada, salmonete y mújol, que son explotados con artes selectivos de pesca tradicional de tal manera que se mantiene una explotación sostenible del recurso pesquero.

 

Finalmente fui al yacimiento arqueológico de Nora. Hay indicios de que hubo asentamientos de la civilización nurágica, al menos entre el 1300 y 1150 a.C, como lo demuestra el descubrimiento de un pozo, los restos de cerámica y un dolmen hoy desaparecido. Esta civilización, que tuvo una gran importancia en la isla, debe su nombre a los nuragas que son construcciones megalíticas muy singulares, estimándose que pudieron existir más de 30.000 en Cerdeña. Pero esto es otra historia a la que le dedicaremos otro artículo. Una historia interesante y misteriosa, muy misteriosa.

Nora acepta que como ciudad fue fundada por los fenicios en el siglo VIII a.C. y fue un puerto estratégico en las rutas marítimas del comercio mediterráneo de la época. En el siglo VI a.C. pasó a ser cartaginesa, siendo en aquellos momentos la ciudad más grande la isla. Tras las guerras púnicas, en el 238 a.C. fue ocupada por los romanos y llego a ser la capital de la provincia romana de Sardinia.

Los romanos incorporaron a Nora todos los elementos típicos de la ciudad romana, con villas, necrópolis, teatro, etc. En el siglo V Nora empezó a declinar por la caída del imperio romano y por los ataques de los piratas al quedar desprotegida. Por otro lado, la subida del nivel del mar dejo bajo el agua a una tercera parte de la ciudad y los muelles.

Los restos de Nora han sido restaurados en varias ocasiones, la primera en 1889, en el pasado siglo XX hubo varias campañas (1952,1960 y 1990), y cuando yo estuve se estaban realizando trabajos de restauración de mosaicos de viviendas y había, también, actividad arqueológica en las ruinas situadas en la base de la torre, donde se ha identificado la acrópolis y restos de fortificaciones púnicas y romanas. La mayoría de los restos del yacimiento de Nora son de época romana, aunque del período púnico hay una columna aislada -es lo primero que ves al entrar al yacimiento- que formó parte del templo de Tania, la diosa cartaginesa de la fertilidad, y también se conservan casas y una necrópolis.

 

De la época romana son visibles el foro; restos de cuatro Ternas de distinto tamaño; un teatro bastante bien conservado; un mercado; templos entre los que destaca el de Esculapio; mosaicos policromados del pavimento de las casas, de entre las que destaca la “Casa dell’atrio tetrastilo” que aún conserva 4 columnas; y conductos subterráneos que suponen el sistema de aprovechamiento hídrico y abastecimiento de agua.

El teatro está mirando al mar y en la actualidad ocasionalmente se celebran conciertos al aire libre. El teatro fue construido en la época de Adriano a comienzos del siglo II a.C. El teatro es pequeñito pero tiene todos los elementos de los teatros romanos que al parecer seguían un patrón que estableció el arquitecto Marco Vitruvio en su Quinto Libro de Arquitectura. Las diferencias entre los teatros romanos parece estar sólo en el tamaño y en algunos elementos decorativos, porque el diseño es semejante en todos. Presentan tres partes: La cavea o graderío que tenía tres niveles o alturas; la orchestra que solía pavimentarse con materiales más lujosos que el resto del edificio, y podía ser reservado a los V.I.P. de la época o albergar al coro o músicos si el espectáculo lo requería; la scaena o escenario de planta rectangular. La entrada y salida del público se hacía a través de unos pasillos abovedados, vomitorioa.

Así que, realmente, visitar el cabo de Pula y sus alrededores es muy completito; una mañana muy bien aprovechada. Entre las fotografías hay una en la que de forma inusual aparezco yo; siempre suelo estar detrás de la cámara que es donde debe estar el fotoaficionado. No obstante, esta fotografía tiene su razón de ser. Yo había ido al yacimiento solo y estaba por las ruinas muy entregado haciendo fotos de esto y de aquello, cuando una joven alemana muy maja se me acercó y me pregunto en un inglés muy clarito -porque lo entendí- si quería que ella me hiciera una foto para tener yo un recuerdo mío en ese lugar. Yo le respondí, también en inglés clarito pero con pocas «Ss», que el lugar era muy bonito y yo era viejo y feo, que mejor no. Pero ella insistió, dijo algo que no entendí del todo bien porque habló muy rápida. Quise creer entonces, y aún hoy lo sostengo, que la zagala dijo: «es usted un hombre maduro muy interesante y está en un entorno apropiado, y…». Así que le sonreí, le deje mi cámara y me disparó con muchísima gracia y una elegancia fuera de lo común. No lo puedo evitar, cada vez soy más como el tío Albero de Serrat. Después ella siguió la visita con otras dos personas y yo seguí haciendo fotos como el disciplinado turista fotoaficionado que soy.

Sí, sí, una mañana muy agradable e interesante. Luego tome rumbo a Cagliary a ver a los “flamencos urbanos” de dicha ciudad en El Parque Natural del Monlent Argius-Saline , visita que ya traté en este blog. Por el camino paré a comer algo, nada extraordinario porque ya no lo recuerdo, pero la cena, la cena fue espectacular. La disfruté con mi hermano, el que poda mi limonero (∆), el amigo Fulgencio y unos colegas sardos. Espectacular: antipasti, pasto, postpasto y grapa, y …, pero eso es otra historia. Como diría mi madre “un día muy hermoso” a pesar de las nubes y la lluvia. Homérico.

Saludos flamencos,

 

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